Cómo potenciar una autoestima sana en nuestros hijos y alumnos.

 

Las consecuencias de una buena autoestima van a repercutir en todos los ámbitos de la persona: familiar, académico, social, emocional, personal, etc. Los jóvenes con una autoestima óptima son conscientes de sus fortalezas y limitaciones, afrontan los retos con confianza y cierta seguridad, aceptan mejor los golpes de la vida, entienden el error y las caídas como una oportunidad de aprendizaje, se sienten más seguros, trabajan mejor en equipo y, en definitiva, están más equilibrados psíquicamente y son más felices.

 

 

 

 En cambio, las personas con una autoestima baja sufren mucho en los diferentes ámbitos. Tienden a aislarse, son más frecuentemente criticados, se muestran más sensibles, se creen el mensaje que tienen grabado a fuego de “no soy capaz” y la probabilidad de que busquen soluciones externas a la problemática interna es mayor. Así, por ejemplo, las personas con una baja autoestima, al sentirse vacías, tienen mayor probabilidad de desarrollar adicciones al alcohol, drogas, móviles, videojuegos, redes sociales, etc. El motivo es que la adicción sacia y rellena, aunque sea momentáneamente, el vacío causado por la baja autoestima, lo que hace que la persona se sienta mejor y quiera volver a “consumir” cuando los efectos placenteros han pasado. La droga, el móvil o los likes en las redes sociales se convierten en su refugio de seguridad y bienestar.

 

 

¿Qué podemos hacer las madres y los padres  para fomentar una buena autoestima en nuestros niños y adolescentes? A continuación desarrollo una serie de orientaciones generales que pueden ayudar a potenciar la autoestima de nuestros hijos y alumnos:

  1. Empodera a tu hijo: confía en sus posibilidades y hazle sentir que cuentas con él. Hacerle ver que forma parte de la familia es fundamental para desarrollar una autoestima sana.
  2. Cuidado con la sobreprotección: en ocasiones, los padres, con muy buenas intenciones, le hacen todo al niño porque creen que no serán capaces de hacerlo o que tardarán mucho en llevarlo a cabo. Sabemos que la educación requiere tiempo y paciencia. No te dejes contagiar por las prisas y deja que tu hijo lo intente. Si les hacemos todo a nuestros hijos acabarán creyendo que no son capaces y levantar esa losa no será nada sencillo.
  3. Seguridad: para que nuestro hijo tenga una autoestima óptima es necesario que se sienta seguro, pero solo nos sentimos seguros si hemos sido niños protegidos. Recuerda que el requisito de una buena autoestima son los buenos tratos en la infancia.
  4. Mamá, mira lo que hago: nuestros hijos constantemente están llamando nuestra atención para que observemos lo que hacen o lo que han logrado. Es una gran oportunidad para que les veas a ellos y su proeza.
  5. Fomenta su autonomía: permite que tu hijo lo intente, siempre y cuando no haya ningún peligro para él ni para su entorno. Alentar su curiosidad, emprendimiento y capacidad de investigación es muy sano para su autoestima y para que sientan que son capaces de hacer las cosas por sí mismos con un mínimo de esfuerzo y sacrificio.
  6. El poder del todavía: a veces nuestros hijos quieren hacer algo, pero no tiene la suficiente fuerza o capacidad para hacerlo. Cuando el menor se da cuenta de que fracasa y te dice “mamá, no puedo” que no se te olvide añadir “todavía”. Seguro que más adelante, con tiempo y sacrificio, lo conseguirá. Mostrar nuestra confianza en sus capacidades y esfuerzo es muy positivo para su autoestima.
  7. La importancia de las explicaciones: es habitual que los niños piensen que son los culpables de algo negativo que ha ocurrido dado el pensamiento egocéntrico que les caracteriza. Por ello, es fundamental que se les explique lo que ha ocurrido para evitar que piensen que son malos, despistados, tontos o que sus padres están enfadados por su culpa.
  8. Es muy positivo que tu hijo dude y sienta miedo: los niños y los adolescentes
  9. con autoestima óptima no son aquellos que hacen todo bien ni confían en
  10. ellos en todos los contextos, sino que son conscientes de sus limitaciones y saben sacar partido de sus fortalezas.
  11. Somos modelos: el hecho de que el adulto esté en un pedestal no es positivo para el menor. Es importante que las figuras significativas nos mostremos cercanas, comprensivas y mostremos nuestros errores y limitaciones a nuestros hijos.

 

Si los adultos fuéramos más conscientes de que la autoestima de los niños y adolescentes depende de nuestro buen hacer y de la satisfacción de sus necesidades, seguro que tendríamos jóvenes con la autoestima más sana, mejor preparados para enfrentarse a los envites de la vida y con menor sufrimiento.

 

Rafa Guerrero es psicólogo y doctor en Educación. Director de Darwin Psicólogos. Autor de los libros “Educación emocional y apego” (2018), “Cuentos para el desarrollo emocional desde la teoría del apego” (2019), “Cómo estimular el cerebro del niño” (2020), “Educar en el vínculo” (2020) y “Vinculación y autonomía a través de los cuentos” (2020).

 

CES / ENERO 2021